sábado, 15 de mayo de 2010

El castigo del tiempo

Cuando se despertó, aún sentía los efectos de la droga que le habían suministrado.Había perdido la noción del tiempo, y no sabía donde estaba.
Tic-tac.Tic-tac.
Se quedo atónito cuando vio lo que vio, y una sensación claustrofóbica le sacudió su mente. Se hallaba en una habitación cerrada. Por las cuatro paredes, en el techo y alrededor suyo, había relojes. Relojes circulares, relojes de números serios y segunderos malsonantes. Todos iguales. De segunderos malsonantes. Cada uno de ellos marcaba una hora diferente, ninguno estaba parado, ninguno iba a la vez.
Tic-tac.Tic tac.
No sabía donde mirar. Si cerraba los ojos, solamente veía esos relojes. Si se tapaba los oídos, sólo oía el tic-tac. Pasaban los minutos, pasaban las horas. Pero para él no pasaba el tiempo. No podía concebir el sueño, pero tampoco podía concebir otro pensamiento. Todo su universo comenzaba a girar al compás de todos esos relojes.
Tic-tac.Tic-tac.
No encontraba una respuesta, a sabiendas de que tampoco encontraba una pregunta. Su mente sufría y se atormentaba.
Al segundo día consiguió dormir algo. Soñó con la misma habitación, con los mismos relojes circulares, con los mismos relojes de números serios. Todos ellos sin agujas. Tenía la sensación de que los relojes le miraban. Estaba sorprendido. No encontraba explicación alguna. Pero no se sentía atormentado. Su alma vagaba libremente por las calles de la imaginación, y recordaba momentos felices.
Cuando se despertó, se hallaba de nuevo en la habitación donde el tiempo no cesaba al ritmo penentrante de las agujas. Relojes redondos, de números severos y segunderos disciplinados.
Tic-tac.Tic-tac.
Su obsesión crecía y alimentaba a la flor de la locura. Buscó el significado, buscó la razón, buscó en sus recuerdos y buscó en sus propuestas. Nada. En esa habitación, pasado y futuro formaban parte del presente. Relojes radiales, de números inflexibles y segunderos puntuales.
Tic-tac.Tic tac.
Se dijo para sí mismo: "Han logrado acabar conmigo."
Nunca más volvió a conciliar el sueño con vida.


Onírico [Verde Té]

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